España, una Euro llena de épica
España, una Euro llena de épica.
La conquista de la Eurocopa 2024 por parte de la selección española representa uno de los capítulos más sorprendentes y emocionantes del fútbol español reciente. Lo que comenzó con escepticismo tras el fracaso en el Mundial de Qatar 2022 y la controvertida designación de Luis de la Fuente como seleccionador, se transformó en una historia de superación y éxito colectivo que nadie había anticipado.
El inicio de la era De la Fuente estuvo marcado por las dudas, especialmente tras aquella dolorosa derrota en Escocia que pareció confirmar los peores presagios. Sin embargo, la consecución de la UEFA Nations League 2022-23 y una clasificación impecable para la Eurocopa 2024 comenzaron a cambiar la narrativa, aunque sin llegar a colocar a España entre las favoritas principales del torneo.
El debut contra Croacia marcó el tono de lo que sería el torneo para La Roja. Un contundente 3-0 que, sin mostrar un juego deslumbrante, evidenció las virtudes del equipo: efectividad, solidez defensiva y la capacidad de sus jugadores menos esperados para dar un paso adelante. El gol de Morata, capitán y referente, se complementó con la sorprendente actuación de Fabián Ruiz, mientras que Lamine Yamal dejaba destellos de su extraordinario talento precoz.
La victoria ante Italia en la segunda jornada (1-0) ya elevó las expectativas. Fue un partido de dominio absoluto donde solo la falta de puntería impidió un resultado más amplio. La actuación de Nico Williams confirmó que España contaba con jugadores capaces de desequilibrar desde el desborde, una cualidad que se había echado de menos en anteriores torneos.
La fase de grupos se completó con una victoria ajustada pero meritoria ante Albania (0-1), donde la rotación masiva en el once titular demostró la profundidad del plantel. Jugadores como Dani Olmo, Jesús Navas, Mikel Merino y Martín Zubimendi evidenciaron que España no dependía de un once fijo, sino de una idea de juego que todos habían interiorizado.
Los octavos de final contra Georgia supusieron la primera prueba real de carácter. El gol en propia puerta de Le Normand puso el partido cuesta arriba, pero la reacción del equipo, liderada por un extraordinario Rodri, demostró la madurez del grupo. La segunda mitad fue un festival ofensivo que culminó con goles de Fabián Ruiz, Nico Williams y Dani Olmo.
El duelo de cuartos contra la anfitriona Alemania marcó un punto de inflexión. El gol de Dani Olmo, tras una asistencia magistral de Lamine Yamal, parecía encaminar la clasificación hasta el tanto de Wirtz en el último minuto. Sin embargo, lejos de hundirse, España encontró en la prórroga el heroísmo de Mikel Merino para firmar uno de los goles más importantes de su historia reciente.
La semifinal contra Francia fue el momento de la consagración de Lamine Yamal. Con solo 16 años, el joven talento del Barcelona no solo igualó el tanto inicial de Kolo Muani, sino que lo hizo con un golazo que quedará para la historia del torneo. La posterior victoria, sellada por Dani Olmo, llevó a España a una final que pocos habían soñado al inicio del torneo.
La final contra Inglaterra en Berlín fue la síntesis perfecta de todo lo que había sido España en el torneo. La lesión de Rodrigo Hernández, quizás el mejor jugador del equipo hasta ese momento, no descompuso al conjunto español. Zubimendi tomó el relevo con autoridad, y la conexión entre Lamine Yamal y Nico Williams volvió a ser decisiva para el primer gol. Cuando el empate de Palmer amenazaba con torcer el destino, fueron dos jugadores menos habituales, Cucurella y Oyarzabal, quienes fabricaron el gol de la victoria.
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Este triunfo trasciende lo meramente deportivo. Representa la victoria de un proyecto basado en la cohesión grupal sobre las individualidades, la confirmación de que el fútbol español sigue siendo capaz de reinventarse y competir al máximo nivel. La mezcla de juventud y experiencia, la capacidad de adaptación táctica y, sobre todo, la fortaleza mental mostrada en los momentos decisivos, han sentado las bases para un futuro prometedor de cara al Mundial 2026.
Luis de la Fuente, aquel seleccionador cuestionado en sus inicios, ha demostrado que el conocimiento profundo del fútbol español y la confianza en el talento joven pueden ser la base de grandes éxitos. Esta Eurocopa quedará en la memoria como el torneo donde España demostró que, incluso sin grandes estrellas, el colectivo puede alcanzar las cotas más altas.