La otra cara de la historia: fue un milagro que el Dortmund llegara a estar primero
Increíble pero real, Borussia Dortmund dejó escapar una Budesliga imperdible. Bayern Múnich, su peor pesadilla, le arrebató la corona en un final infartante.
Borussia Dortmund es segundo de la Bundesliga alemana, no importa cuando leas esto. De manera increíble, el título de liga fue esquivo una vez más y la foto de fin de temporada es con Bayern Munich celebrando por undécima vez consecutiva, en un reinado que ya superó una década.
Los errores fueron varios para que el equipo cierre una temporada para el olvido con ningún título para sumar a su vitrina: ya había sido eliminado en octavos de final de Champions League ante un deslucido Chelsea y de la Pokal con Leipzig. Ahora, el golpazo del duelo con Mainz le arrebató el sueño a los hinchas de obtener la liga.
Si dudas que el desafío mayor de la temporada era suplir la ausencia de Erling Haaland, que mudó sus 86 goles en 89 partidos a Manchester City, dejando un hueco enorme en la delantera. El club lo vendió por 60 millones y apostó por Sebastian Haller (31 millones a Ájax) pero su llegada fue el primer aviso de un año que sería cuesta arriba.
El llamado a ser el sucesor del Androide llegó pero un delicado cáncer testicular lo marginó de las canchas durante 16 fechas, coincidiendo con una primera parte de campeonato del equipo que sufrió la falta de gol. Sin Haller, la responsabilidad fue para Adeyemi y Malen, quienes no estuvieron a la altura y terminaron con cero gol en la primera ronda.
En esa misma sintonia estuvo otra de las apuestas del mercado en ofensiva. Anthony Modeste llegó para ser una opción más de ataque y terminó siendo el tercer nueve del plantel, cerrando una deslucida campaña con solo dos goles.
Justamente, esa primera fase fue muy complicada para el equipo de Edin Terzic, que sacó apenas 30 puntos sobre 54 posibles, cosechando casi la mitad de las unidades posibles. Ahí, parecía que sería otro título para mirar de un costado. Algo que también se dio a nivel continental con la Champions League.
En una zona compartida con Manchester City, Sevilla y Copenhague; Borussia Dortmund sacó el 50% de puntos posibles, con 9 unidades sobre 18, empatando los tres partidos de la segunda vuelta del grupo y sin poder vencer al elenco de Pep Guardiola en ninguno de los dos compromisos.
La segunda ronda cambió por completo. El equipo metió un gran arranque y empezó una remontada que parecía imposible hacia la cima. El Dortmund ganó ocho de los nueve primeros juegos, metiendo 22 puntos de 24 y le recortó 12 unidades a Bayer Múnich en la carrera hacia el título. La ilusión volvió a estar presente y el plantel se creyó que el sueño de romper diez títulos en fila del poderoso Bayern era posible.
El equipo empezó a moldearse y salir de memoria. Kobler fija en el arco, Sule se asentó al lado de Schlotterbeck en la zaga, Jude Bellingham se adueñó del medio con Emre Can y arriba el tridente de fuego empezó a aparecer con la jerarquía de Brandt, Reus y el ansiado estreno de Haller (marcó nueve goles en 19 partidos desde su debut).
Fue tan bueno el sprint final que el Dortmund solo empató cuatro partidos (Schalke, Sttutgart, Bochum y el último ante Mainz) y solo perdió con Bayern Munich, a quién no pudo superar en el torneo (el otro duelo fue empate).
Con el título ante sus narices, el trámite era vencer en casa a Mainz, noveno en la tabla y sin chances de ingresar a Copa. Sin embargo, los primeros treinta minutos fatales sentenciaron la temporada. La reacción llegó, pero llegó tarde, y el gol de Musiala en el minuto 89 le volvió a dar la corona al dueño de Alemania, sentenciando el séptimo subtítulo de Borussia Dortmund en once años. La misma película de siempre de un eterno segundón.