El club ejemplo en Europa, el caso de éxito del Union Saint Gilloise de Bélgica
El Union Saint Gilloise es un ejemplo a seguir. Poco dinero bien invertido, seriedad en todos los aspectos, fair play dentro y fuera del campo.
¿Se puede ser un equipo potencia, tocar fondo y volver a resurgir del fondo de las cenizas? La respuesta es sí, y el nombre propio se llama Royale Unión Saint-Gilloise. El humilde elenco de Bruselas en Bélgica pelea en el presente en la liga local y está en octavos de la Europa League gracias a una gestión impecable que puso al club otra vez de pie.
Para entender un poco el resurgir del Azuloro es importante explicar su fuerte pasado: el equipo fue la potencia nacional hasta la Segunda Guerra Mundial, coronándose en once oportunidades y siendo subcampeón otras once veces hasta 1936. Es más, su apodo Unión 60 nace de su larga racha sin conocer la derrota entre 1933 y 1965.
Luego del conflicto bélico, la luz del túnel se apagaría por años. Su derrotero económico, los malos resultados y el pésimo manejo dirigencial formaron un cóctel explosivo que detonó en lo deportivo y trajo graves consecuencias. El Unión 60 llegó a estar en cuarta división durante décadas, tras su última vez en la elite en 1972/1973.
Fueron 45 años en las penumbras, hasta que apareció un tal Tony Bloom, quién tomó las riendas de la institución en 2018. El entonces también presidente de Brighton, jugador de póker profesional y con varios millones en su cuenta, aplicó un modelo de gestión impecable que catapultó al equipo otra vez al centro de la escena, priorizando la imagen del club no solo dentro del campo.
Los ascensos se dieron en continuado hasta llegar a la Jupiler Pro League, la máxima categoría de Bélgica en la temporada 2021/2022, logrando pelear el torneo contra los colosos en su regreso. El club apostó por un fuerte análisis de datos de los jugadores (dentro y fuera del campo) e invirtió sin gastar locuras.
En su primer mercado de pases tras su ascenso, la inversión en fichajes fue de ¡un millón y medio de euros!, mientras que para el segundo año la cifra creció a 2,5. Todos los refuerzos llegaron en libertad de acción o fueron préstamos sin cargo, la gran mayoría de Brighton, justamente gracias a Bloom.
Hoy, el equipo vive un presente fantástico fruto de su saludable gestión: es escolta de GENK en liga y está en octavos de final de Europa League. Lo curioso es que a nivel nacional, el valor de mercado de su plantilla es el sexto con un total de 43 millones (a una eternidad de los 173 de Brujas, los 99 de GENK y los 75 de Anderlecht, el podio), mientras que a nivel continental la diferencia es aún mayor: de los dieciséis elencos en octavos, el Unión 60 tiene el valor más bajo contra los 803 millones de Arsenal, el más caro de todos.
Sin embargo, las cifras no lo achican en el rendimiento de un plantel que además se destaca por su juventud. La nómina tiene un promedio de edad de 24,7 años y hasta Karel Geraerts, su entrenador, también es demasiado joven para el cargo (41 años). De todos los profesionales, solo superan la barrera de los 30 el arquero Anthony Morris, el defensor Christian Burgerss y el lateral derecho Francois.
El otro gran activo del Royale Unión Saint-Gilloise (fundado en 1897) son sus hinchas, la gran mayoría relacionado con la inmigración española a Bélgica en la década del 50' y 60'. Su coqueto estadio Joseph Marien lleva el nombre del presidente más exitoso del club (falleció en 1933), cuenta con bancos de madera para ver los encuentros y toma al rival como un invitado de lujo al punto que está prohibido silbarlos o insultarlos.
Pero más allá de los logros y el crecimiento deportivo, el club tiene un importante desarrollo en lo social a través de su Fundación, que trabaja en proyectos socialmente relevantes en Bruselas, concretamente en Saint-Gilles y Forest.
En la recta final de la temporada, el sueño de volver a gritar campeón luego de 75 años sigue intacto. La reciente victoria versus Genk, el líder de liga, acortó la brecha a solo cinco puntos, mientras que sigue con el anhelo de la Europa League (Empató 3-3 de visitante con el Unión Berlín), el otro gran objetivo del calendario. Acá también su mejor éxito data de hace tiempo tras las semis de la Copa Europea de las Ferias en 1958.
El Union Saint Gilloise y el compromiso ecológico
Ecológicamente el compromiso también es importante: los productos de limpieza del estadio han obtenido la etiqueta ecológica europea y la etiqueta ecológica nórdica, comprometidos a preservar el medio ambiente. Todos los rollos de papel higiénico y toallas de papel para manos en el estadio son 100% respetuosos con los árboles y están hechos de papel 100% reciclado, sin cloro, colorantes ni fragancias.
Pero el intento de ir hacia un camino más sustentable no queda ahí: el club impulsa a que sus socios no impriman a entrada el día del partido otorgándole un descuento a los que vayan con su código QR, mientras que las servilletas de papel de la comida y los envoltorios de las hamburguesas son de papel recicable.
No es coincidencia que todo fluya y la convivencia deportiva/dirigencial/económica sea tan exitosa. Es el resultado de un trabajo serio que piensa en cada arista y que empieza a ver los frutos en todas sus áreas, algo que deberían copiar varias de las endeudadas potencias europeas.
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