Arabia Saudí en picada: no todo lo reluce es oro
Las estrellas empiezan a cansarse de una cultura totalmente distinta y muchos piden salir. ¿Se cae el imperio?
Hay ciertas cosas que el dinero no puede comprar. La frase/slogan que inmortalizó una conocida tarjeta de crédito en los años 90 aplica a la perfección para Arabia Saudí. Medio oriente, por más potente que sea su billetera, no parece ser un paraíso como muchas figuras del mundo pensaron. Y el éxodo ya arrancó. Construyendo desde el inicio la historia, hay que decir que los jeques quieren hacer del país un polo turístico explotando todos los deportes, principalmente el fútbol. Por eso la inversión suculenta de Cristiano Ronaldo, al que mudaron de Europa a cambio de 200 millones de euros por año.
Con CR7 como bandera, la segunda ventana de fichajes fue aún más potente: llegaron figuras de la talla de Karim Benzema, Neymar, Roberto Firmino o Sadio Mané. Parecía que finalmente el cielo de la Saudí Pro League se llenaba de estrellas pero la constelación parece que no llegará a formarse.
El primero en pegar el portazo fue Jordan Henderson. El mediocentro resignó una fortuna de 20 millones de euros por año con tal de salir lo antes posible. La cultura, el idioma, las costumbres y el fútbol formaron un coctel que lo terminó por agotar y escaparse rumbo a Ájax.
El otro en seguir sus pasos parece que será Karim Benzema. Franquicia del Al Ittihad campeón, el francés se fugó antes de fin de año acusando una lesión y jamás regresó. Marcelo Gallardo lo borró de la pretemporada y parece que no habrá marcha atrás por más turbante que se le vuele a algún jeque.
Aymeric Laporte prendió el ventilador y abrió el paraguas de lo que terminó ocurriendo: "De momento, no me he planteado salir, pero si estoy decepcionado en tan poco tiempo, te preguntas qué hacer. Aún no ha llegado ese momento, pero de cara al futuro podría serlo si esa dinámica sigue así. Ellos son muy distintos y hay muchos jugadores descontentos".
La poca importancia que da el árabe al fútbol es otro aspecto que también golpeó a las figuras. Acostumbrados a jugar en estadios repletos, tener promedio 8247 espectadores por partido (de acuerdo a Transfermarkt) parece ser una migaja. Los estadios lucen vacíos y el 90% de los espectadores se concentra en los cuatro equipos grandes en los que invierte el gobierno nacional (Al Nassr, Al Hilal, Al Shabab y Al Itihhad).
Sostener a las figuras en el tiempo será el desafío para que la estructura no se derrumbe. Por ahora, hay algunos que prefieren hacer caja y aguantar antes de cruzar la frontera de regreso a Europa. El otro punto será convencer a otros cracks de mudarse rumbo a medio oriente, habiendo jugadores como Toni Kroos que ni siquiera aceptan la idea de probar suerte.
El ejemplo de Lionel Messi es el más emblemático: tuvo una oferta más que fuerte para jugar en Al Hilal FC a cambio de 800 millones por año pero no quiso exponer a su familia a vivir en una cultura diametralmente opuesta y eligió un destino como Estados Unidos por más que ganará allí 52 millones al año.
Con el frente abierto, la pregunta ya está en el aire: ¿Alcanzará la billetera que genera el petróleo para poder armar una liga que termine de consolidarse o la apuesta se caerá antes de lo imaginado?