La farsa más grande de la historia: Se cortó la cara para clasificar al Mundial
El ex portero chileno Roberto Rojas quiso engañar a todos para llevar a Chile al mundial del 90 y le salió mal
El 3 de septiembre de 1989 quedó grabado a fuego en la historia del fútbol mundial por una simulación increíble que quedó catalogada como la mentira más evidente del deporte rey a nivel global.
El protagonista fue el ex arquero chileno Roberto Rojas, quien fue condenado social y deportivamente en un partido contra Brasil como visitante por las Eliminatorias rumbo al Mundial de Italia 1990.
Junto a Venezuela en el grupo 3, Chile y Brasil competían por el único cupo disponible de dicha zona sudamericana a la Copa del Mundo en cuestión. Con el grupo casi definido (la ida finalizó 1-1 el 13 de agosto de 1989 en Santiago de Chile con goles de Hugo Armando González, en contra a los 56 minutos, y de Ivo Basay sobre el final), la "Roja" estaba obligada a ganar en el Maracaná; porque el, hasta ese momento, tricampeón del mundo contaba con mejor diferencia de goles (+10 contra +7).
El duelo clave, correspondiente a la segunda vuelta, comenzó con Roberto Rojas salvando su arco en tres ocasiones claras en el primer tiempo. Ya en la segunda parte, Careca adelantó al local en el marcador, a los 50 minutos, y casi que sentenció la eliminatoria a favor de su país.
Sim embargo, lo peor todavía no había ocurrido. Cuando el reloj del árbitro argentino Juan Carlos Loustau marcaba el minuto 65, el "Cóndor" Rojas fue apuntado por las cámaras de televisión porque estaba tirado en el piso con sus manos tapándose la cara junto a una bengala que la modelo brasilera Rosenery Mello, quien luego fue tapa de la revista Playboy, le tiró desde una tribuna.
Acto seguido, el partido se detuvo y sus compañeros rodearon al arquero, además del juez, para ver qué le había sucedido. Tras verlo con sangre en el rostro y en la cabeza, los chilenos decidieron no seguir jugando el compromiso por no poder garantizar la seguridad de Rojas, que era retirado en camilla. Por esta razón, Loustau lo suspendió inmediatamente y allí comenzaron las suspicacias.
Los médicos que lo atendieron en el estadio dijeron que tenía cortes en la frente, pero no había rastros de quemaduras (algo que llamó la atención porque la bengala genera alguna si impacta en un ser humano). Luego de muchas investigaciones, se concluyó que era imposible que la bengala le haya producido sangre porque el arquero estaba lejos de donde cayó y se intuyó que Rojas se lesionó adrede para que haya tal abundante cantidad de sangre con ayuda de un utilero (lo suspendieron cinco años cuando se supo la verdad) y complicidad del kinesiólogo del plantel trasandino.
Finalmente, los investigadores informaron que el portero tenía consigo un pequeño cuchillo (objeto que estaba guardado en los guantes a propósito con anuencia del utilero, quien dijo que él no fue, sino que la idea fue de su esposa) y, cuando le tiraron la bengala, se "cortó" para suspender el partido y así obtener los puntos para ir a Italia. A causa de esta decisión, la FIFA declaró ganador 2-0 a Brasil y eliminó a Chile de toda chance mundialista.
Así fue cómo se acabó la carrera deportiva de Roberto Rojas, quien, con 32 años, fue condenado a no poder disputar ningún partido profesional en su vida, justo en el momento que varios clubes europeos pedían por sus servicios.
Luego de la sanción, trabajó como preparador de arqueros en San Pablo y se especuló que fue la propia Federación de Fútbol de Chile la que le pidió a la FIFA una sanción ejemplar para su futbolista. Años después recibió el perdón que él esperaba ansioso, razón por la cual le permitió atajar en el partido homenaje a Iván Zamorano en 2003, y en 2019 confesó públicamente que cometió esta farsa solamente para favorecer a su país.
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