El partido de 3 segundos que empezó en 1996 y terminó en 1997
Estonia no se presentó a jugar contra Escocia porque les habían cambiado el horario del partido a pesar de no estar de acuerdo
Increíble pero real. De esta manera se podría titular el duelo entre Estonia y Escocia, correspondiente a la cuarta fecha del grupo 4 de las Eliminatorias Europeas rumbo a la Copa del Mundo de Francia 1998.
Con el Estadio Kadriorg de Tallin como sede original, el juez Radoman dio por comenzado el partido y lo finalizó a los 3 segundos porque los escoceses eran los únicos presentes en el verde césped. Esto sucedió ya que sus rivales de turno no estuvieron de acuerdo en el cambio de horario del encuentro y nunca llegaron al partido.
Aquel 9 de octubre de 1996 quedó en la memoria del mundo del fútbol por el juego que tenía que empezar de noche y se adelantó seis horas por decisión de la FIFA para llevarlo a cabo de día. La principal razón de la modificación fue la queja de los británicos ante la insuficiente iluminación del campo de juego estonio.
Demasiada era la bronca de Estonia que salió injustamente perjudicado por la modificación unilateral por parte del ente madre del fútbol mundial: no se presentó a jugar en el nuevo horario estipulado y perdió gran parte de los derechos televisivos confirmados.
Tras el pitazo final del árbitro a los 3 segundos de haber comenzado el partido, los únicos que pudieron jugar al fútbol ese día fueron los hinchas escoceses presentes en las tribunas. Al enterarse que no iba a ver acción, invadieron el terreno de juego y armaron un "amistoso por diversión".
En la misma zona que Austria, Bielorrusia, Letonia y Suecia, ambas selecciones se vieron sorprendidas por la resolución luego de la suspensión. Cuando todos pensaban que el compromiso iba a ser ganado 3 a 0 por Escocia por walk over, los directivos de la FIFA decidieron aplazarlo para el 11 de febrero de 1997 y jugarlo en el estadio Louis II de Mónaco.
Justamente, esta solución final e irrevocable trajo sospechas que finalmente no llegaron a nada concreto: en aquel entonces, el presidente de la UEFA era sueco, Lennart Johansson, y se pensó que él fue quien votó para que se termine disputando y favorecer a su país natal. Esas dudas se disiparon rápidamente porque Suecia no logró la clasificación al Mundial de Francia.
En conclusión, cuatro meses después de aquella increíble e inédita jornada de 1996, escoceses y estonios se volvieron a ver las caras en el principado francés y el resultado terminó 0 a 0. Un empate histórico para Estonia, más allá de no haber servido de mucho al no obtener el boleto rumbo a la Copa del Mundo del año siguiente.
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