Dónde surgió el "kiricocho", la palabra mágica del fútbol
Dónde surgió el "kiricocho", la palabra mágica del fútbol
Se cae de maduro. Cada vez que el rival va a patear un penal o un tiro libre, cada vez que un remate se acerca peligrosamente al arco propio, hay una palabra que resuena entre los hinchas, jugadores y el cuerpo técnico: "Kiricocho".
Cada cual tendrá sus tácticas para mufar al rival, pero el "kiricocho" es una de las más extendidas y no solo en América, sino en gran parte de Europa también. Sin embargo, su origen no es tan conocido.
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Cuenta la leyenda que Kiricocho fue un hincha de Estudiantes de la Plata que cada vez que iba a un partido añoraba que suceda alguna desgracia al equipo rival. Una lesión, que falle algún remate, una expulsión, cualquier desventaja para el equipo contrario era un deseo ferviente para Kiricocho.
Esta particularidad del hincha hizo que se interesara el por entonces DT Carlos Bilardo, que decidió pedirle que por favor cumpla con su cuota de cábala y esté presente para recibir a los rivales en el estadio.
Los números lo acompañaron: Estudiantes de La Plata fue campeón del Torneo Metropolitano 1982 y solo perdió un partido como local, ante Boca, cuando Kiricocho no pudo acercarse al plantel xeneize.
Tal fue el éxito de la "campaña" de Kiricocho que su apellido comenzó a ser un secreto a voces sobre lo infalible de su "mufa".
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Con el paso del tiempo, la leyenda de Kiricocho también acompañó a Bilardo en su carrera como entrenador, y con la llegada del DT argentino al Sevilla el hechizo cruzó el charco.
"Quiricocho era un muchacho que siempre estaba con nosotros, y que como ese año salimos campeones lo adoptamos como amuleto. Era un buen pibe pero después ya no lo vi más. Pero aunque no lo creas, cuando fui a España a dirigir al Sevilla hubo un penal para los otros y escuché que alguien atrás mío gritó: 'Quiricocho, Quiricocho'. Yo no lo podía creer, hasta que el Cholo Simeone y Maradona me avivaron de que ellos lo habían dicho un par de veces y que el resto lo aprendió", contó años más tarde Bilardo.
En Europa se extendió poco a poco, y en la actualidad es frecuente escucharlo en varios campos a lo largo y ancho del mundo como un método para echar mala suerte sobre los rivales.
Es más, en la final de la Eurocopa disputada semanas atrás entre Inglaterra e Italia Giorgio Chiellini, capitán y emblema de la Azzurrase, evocó el famoso grito justo cuando Bukayo Saka apuntó al arco.