La increíble historia del Pulga Rodríguez antes de su éxito en el fútbol
El Pulga Rodríguez superó muchos obstáculos para llegar a ser uno de los jugadores más talentosos del fútbol argentino. Aquí su historia.
Seguramente, a cualquier persona que le digan Luis Miguel, asocie esos dos nombres con el famoso cantante americano. Pero si lo llevamos al mundo del fútbol, y más precisamente con Argentina, lo primero que llegue a la mente de un ser humano sea el apodo "Pulga" y el apellido Rodríguez.
Claro, no es el artista, sino el que trabajó como albañil para ayudar a su familia y el que jugaba descalzo en su pueblo natal, Simoca, Tucumán, mientras soñaba con un futuro mejor al lado de la pelota. Por estas razones, la vida de Luis Miguel Rodríguez fue y es un ascensor social que no se detuvo, la cual se vincula con una histórica frase del antropólogo y documentalista del fútbol David Mata: "Correr por el hambre y después por la gloria".
Nacido el 1 de enero de 1985, el posterior futbolista se levantaba todos los días a las 7:30 de la mañana para ganarle un poco de tiempo al calor sofocante de Tucumán. Ese esfuerzo le valió su primer gran premio en su vida: a los 10 años, su padre "Pochoclo" le regaló su primer par de botines a cambio de 30 pesos que compró en una feria. Esos que lo acompañaron hasta que, a los 13 años, emprendió viaje con destino europeo para dedicarse a su pasión, el fútbol.
La ciudad de Milán lo esperaba para demostrar el talento que derrochaba en los potreros de su pueblo a cambio de dinero, y Arezzo, un club filial de Inter de segunda división, era su destino. Con la pensión del elenco interista como su hogar por casi cinco años, Rodríguez jugó y demostró todo su talento en las canchas italianas en juveniles. Esa experiencia le valió disputar un Mundialito de fútbol base en la isla de Gran Canaria, España, en 2003, donde fue el mejor futbolista del torneo, y el cual casi lo catapulta a las grandes ligas.
¿Por qué? Porque llegó el llamado del Real Madrid para unas pruebas durante dos semanas. Pero ahí apareció su primera gran frustración seria: su exrepresentante José Ismail no cerró el acuerdo, ya que tenía su pase apalabrado con el Inter, que tampoco llegó a un final feliz.
Tres meses después se dio la segunda decepción por culpa de una falsa promesa de otro agente: junto a tres compañeros tucumanos, a sus 18 años, se subió a un tren rumbo a Bucarest, Rumania, para defender los colores del Craiova por 500 dólares mensuales. Sin embargo, sin dinero, vivienda ni conocimiento del inglés, nadie lo fue a recibir a la estación y su vida en Europa finalizó de la peor manera: regresó a la Argentina.
Decepcionado, al "Pulga" no le quedó otra que volver a trabajar en la construcción, además de pintor y electricista, para ganarse la vida y colaborar con su familia numerosa (nueve hermanos). Pero nunca perdió la fe de volver a intentarlo y en 2004, tras jugar en la liga tucumana (en Unión de Simoca), debutó como profesional en Racing de Córdoba, club que lo cobijó hasta 2007, con un préstamo en Aldosivi en 2006 (14 partidos y un gol) en el medio.
Tras su inicial experiencia en el fútbol argentino, llegó el tiempo de defender los colores de su amado Atlético Tucumán, institución en la que estuvo dos ciclos (2007-2010 y 2011-2018), es ídolo, referente y máximo goleador en torneos oficiales de AFA con 130 tantos.
Con tres ascensos bajo el brazo (Argentino A 2008, y B Nacional 2009 y 2014), un subcampeonato de Copa Argentina en 2017 y 323 partidos, se ubica segundo en la tabla de artilleros de la historia del elenco norteño detrás de Santiago Michal (209 gritos sagrados entre 1934 y 1943).
Por otro lado, la segunda recompensa que el deporte le brindó fue el llamado para debutar con la camiseta de la Selección Argentina. Ocurrió el 30 de septiembre de 2009, en un amistoso frente a Ghana que lo tuvo 33 minutos en cancha, y gracias al por entonces entrenador Diego Armando Maradona. Hecho que le entregó un nuevo estatus dentro del fútbol, previo a su fugaz paso por Newell's (3 goles entre 2010 y 2011), y casi al unísono de su frustrada llegada a Boca por temas de números.
Y después de su último y extenso paso por el "Decano" tucumano, Colón llamó a su puerta y le ofreció al delantero la mejor experiencia que tuvo a nivel resultados deportivos en un conjunto de primera división: subcampeón de la Copa Sudamericana 2019 y, por primera ocasión, campeón en la máxima categoría tras conquistar la Copa de la Liga Profesional 2021 con el "Sabalero" como capitán y estrella.
Dichos torneos, contando sus dos momentos en el combinado santafesino, su actual institución, colaboran con sus 28 goles que festejó la hinchada rojinegra. Tantos que se suman a los nueve que metió en Gimnasia de La Plata el segundo semestre de 2021.
En conclusión, a pesar de haber sido engañado por aquel representante y tener más de un trabajo al mismo tiempo para sacar adelante a su familia económicamente, Luis Miguel Rodríguez siempre fue firme en sus convicciones, en sus sueños, y todo lo que se propuso con la pelota debajo de su pie derecho, lo consiguió con creces. Y, con 37 años, lo sigue justificando.
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