Rechazó jugar en Argentina y es la joya que ilusiona a Estados Unidos
Giovanni Reyna crece en Borussia Dortmund en silencio y quiere asentarse en el país que eligió por su padre, figura de USA.
La pasión se hereda, el talento también, al menos en la gran mayoría de sus casos. La familia Reyna tiene a su heredero, Giovanni, quien sigue el legado de papá Claudio, referente indiscutido yankee.
Nació en Inglaterra hace 21 años, cuando papá jugaba en Sunderland y por sus abuelos pudo también representar a Portugal o Argentina. Nada de eso. Verlo tanto a su ídolo, defender los colores azul, rojo y blanco lo convencieron de jugar para Estados Unidos.
Arrancó en las formativas de New York City, mezclando a la par acción con las juveniles nacionales. Pero el gran salto de su incipiente carrera lo dio con apenas 16 años, cuando llegó a Borussia Dortmund. El gigante alemán se lo llevó ejerciendo la patria potestad sin poner un solo euro y lo incorporó a sus bases.
Gio, de chico, con los colores de New York y la 10.
Su inicio en la división sub 19 fue arrasador: 30 goles y 13 asistencias en apenas 41 partidos jugados. El entrenador Lucien Favre tomó nota de su rendimiento y lo sumó al plantel profesional, haciéndolo debutar ante Ausburgo en 2020.
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De a poco, va ganándose su lugar. En el equipo que quiere acomodarse en la actual Bundesliga es suplente, pero ya acumula 118 partidos y 17 goles. Un número nada despreciable para su corta edad.
Con un porte importante (mide 185 cm), su lugar preferido son los extremos del ataque, aunque no tiene inconvenientes de jugar como media punta por detrás del centro delantero.
Con Borussia Dortmund ya superó la barrera de 100 partidos.
Para Estados Unidos, sus cifras son aún mejores: jugó 24 partidos tras su estreno en 2020 y cuenta con un promedio de gol de casi un tanto cada tres partidos (hizo 7).
Junto a Aaronson, Ricardo Pepi y Yunus Musah están llamados a liderar una nueva camada ofensiva de talentos yankees que apunta a la Copa América 2024 en la que serán sede, y por supuesto, la ansiada Copa del Mundo de 2026.
Con la experiencia de Qatar sobre sus espaldas (jugó dos partidos), llegará a la cita ecuménica de casa con rodaje y más maduro, intentando conducir a su país por elección lo más lejos posible.
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