Descontrolado: El día que Roy Keane le partió la rodilla al padre de Haaland
En un acto de venganza, confesado por el propio Roy Keane, dejó a Haaland sin carrera futbolística
La llegada de Erling Haaland al Manchester City este receso veraniego es una señal del destino si se conecta a su padre con su pasado "ciudadano". Suena exagerado pensarlo así, pero si se toma en cuenta que el conjunto inglés fue el último club en la carrera de Alf-Inge Haaland por una severa lesión provocada adrede por Roy Keane, no sería tan descabellado.
El padre del crack noruego desarrolló su trayectoria profesional entre 1989 y 2003, periodo en el que vistió las camisetas de la selección de Noruega, Bryne FK, Nottingham Forest, Leeds United y Manchester City. Fueron justamente en estas dos últimas instituciones mencionadas a las que hay que remontarse en el tiempo para detallar las claves del fin de la vida de Alf-Inge dentro del campo de juego.
El 27 de septiembre de 1997, en un duelo liguero que Leeds recibió a Manchester United, que el local ganaba 1 a 0, Haaland le provocó sin querer a Keane una caída en el área sobre el final del encuentro. El escandinavo pensó que el irlandés estaba fingiendo y le reclamó con vehemencia que se levante, pero el británico no estaba simulando: sufrió la rotura de ligamentos de una rodilla que lo dejó seis meses inactivo.
Tras esa negativa acción, Keane volvió a las canchas y se enfrentaron varias veces más sin problemas. Sin embargo, todo cambió el 21 de abril de 2001: el irlandés, capitán de los "Red Devils" campeones de Premier League, se vengó de Haaland, líder de Manchester City, rival que se fue al descenso tras finalizar en el puesto 18 aquella temporada.
En ese partido, el irlandés lesionó a propósito al noruego, patada que finalizó con la carrera del padre de Erling para siempre. Tres fechas de suspensión y 5000 libras de multa fueron los castigos para el infractor.
Tras confirmarse que la severa entrada fue con el objetivo de lastimarlo para vengarse de lo que había sucedido, Keane confesó: "Había esperado mucho tiempo, lo suficiente. Lo golpeé duro y pensé: ‘Toma esto, bastardo. Y no vuelvas a mirarme burlándote de falsas lesiones'. Incluso en el vestuario después, ya no tenía remordimientos. Mi actitud fue ‘a la mierda con él'. Lo que va, vuelve. Él me pegó a mí una y mi actitud es ojo por ojo. Recibió su justa recompensa".
Cuatro operaciones sin éxito sucedieron para que el entonces capitán del Manchester City intentara retornar al verde césped. Obligado a abandonar el fútbol profesional en 2003, Alf-Inge Haaland admitió: "Llevaba ocho años sin lesiones y ese fue mi último partido completo. Demasiada coincidencia, ¿no?". Actualmente, sigue siendo hincha de los "Citizens" y representa a su hijo Erling, nuevo refuerzo del conjunto inglés.
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