Análisis: la paliza táctica de Simeone a Ancelotti para dejarse el derbi de Madrid
El Cholo le planteó un partido perfecto para cortarle al Merengue su racha de 100% de efectividad.
Atlético de Madrid cantó victoria en un partido clave y fundamental. La importancia del triunfo sobre Real Madrid le permite prenderse en los primeros puestos de La Liga y recuperar la sonrisa luego de la goleada sufrida en Mestalla contra Valencia y de un empate agónico e inédito en Champions League por el gol del arquero Provedei en el final.
Diego Simeone planteó un partido perfecto que sus jugadores lo interpretaron a la perfección. Pero más allá de una victoria inobjetable, el mérito radica en la cintura del entrenador argentino para armar un once emparchado por la cantidad de bajas por lesión que sufre su plantilla: sin Pablo Barrios, Thomas Lemar, Rodrigo De Paul ni Reinildo el equipo dio la cara y cantó bingo con un letal 3 a 1 por los cabezazos de Morata (por dos) y Griezmann.
Sin Dani Carvajal, Ancelotti puso a Lucas Vázquez y Fran García como laterales y el Cholo explotó ambos costados de su ataque. Samuel Lino casi como wing izquierdo y Nahuel Molina por la derecha perforaron a una defensa que dejó demasiadas dudas al momento de retroceder. Cuando el entrenador italiano intentó corregir con los ingresos de Mendy y Nacho, ya era demasiado tarde.
Atlético de Madrid le dio la pelota a su acérrimo rival y la posesión habla por sí sola: 36% contra 64% pero el Merengue jamás pudo inquietarlo. Recuperación, lateralización y juego directo por los costados que terminó en centros al área de Kepa fue la fórmula del éxito.
En el medio, el triple interno con Koke, Llorente y Saúl llenó de piernas la zona clave, donde ni Kroos ni Modric pudieron hacer pie. Acá el segundo error de Ancelotti: ¿Por qué tocar un centro del campo que venía dando resultados con Tchouameni-Valverde-Camavinga y Bellingham? ¿Le pesó la presión del ruido del vestuario por los continuos dichos del alemán y del croata?
Antoine Griezmann fue el director de orquesta. El francés se movió libre por todo el frente de ataque, con Álvaro Morata dentro de los zagueros y el respaldo de los cinco volantes por detrás e hizo lo que quiso. Tocó 60 pelota y acertó el 89% de los pases en una zona fundamental de la cancha. Sus nueve envíos al área ratifican la idea de Simeone de lateralizar y centrar que terminó dando resultados.
El gol de Toni Kroos fue un premio demasiado grande para un equipo que casi no atacó (solo cinco remates). El regreso tras la lesión de José María Giménez le dio solidez a la última línea que entendió perfecto el ejercicio de un enorme trabajo de Molina-Lino, siendo laterales al momento de defender y carrileros en el turno del ataque.
Con un triunfo vital, Atlético de Madrid demostró que puede estar en la pelea tranquilamente en cualquiera de los frentes. Con una plantilla mucho más reducida atentada por las lesiones, Simeone sigue reinventándose y volvió a demostrarlo con una lección de pizarrón ante un candidato al título.