Caso Isco: de ser figura del Real Madrid a irse por la puerta de atrás
Isco Alarcón tuvo una carrera extraña en el Real Madrid, por momentos figura, por momentos ni siquiera en el banco de suplentes, y con Ancelotti en la última temporada, sin posibilidades.
Isco Alarcón lucirá su cuarta camiseta en su carrera tras anunciarse su llegada al Sevilla. El hábil volante ofensivo deja una huella en Real Madrid, donde estuvo casi una década y lo ganó absolutamente todo. No es como el adiós de Marcelo, de salida triunfal y despedida con honores. El de Isco es en silencio, casi en penumbras y pasando inadvertido.
Fueron en total 9 años desde su arribo allá por el 2013 con bueno números: 352 partidos, 53 goles y 56 asistencias. Pero sin lugar a dudas, su marca principal son los 19 trofeos ganados, ubicándose en el sexto lugar de la tabla histórica del club, a solo 7 conquistas del lateral brasilero, el más laureado del Real Madrid.
Seguramente pocos recuerden que el jugador de 30 años tuvo una aparición fugaz en la primera del Valencia, donde alcanzó a disputar apenas 7 encuentros hasta que el Málaga apostó por él y decidió invertir 6 millones de euros para sumarlo a sus filas en 2011. Isco tenía apenas 19 años y todo el futuro por delante.
Fue allí donde pudo explotar su fútbol y demostrar lo que anunciaba en las juveniles de España. Isco necesitaba rodaje y confianza para desarrollar su talento y lo consiguió en la temporada 2011/2012 de la mano de Manuel Pellegrini. La campaña sería inolvidable, con el cuarto puesto alcanzado en liga y con Isco siendo pieza importante (32 juegos en Liga y por Copa del Rey).
El segundo año superaría todo con la legendaria campaña en Champions League: cuartos de final, eliminado en una histórica e increíble llave ante Borussia Dortmund. Para el volante sería perfecta en lo personal: 37 juegos y 9 goles en Liga, 8 partidos y 3 tantos en ese certamen europeo y el sueño de debutar con la selección absoluta luego de 65 encuentros en las juveniles nacionales.
El puesto de media punta, flotando detrás de Baptista fue su lugar en el mundo. Con libertad para moverse por todo el frente de ataque y el plus de sentirse importante. Isco era, para ese Málaga, la manija del equipo (con Joaquín de segunda guitarra).
Los euros de Real Madrid lo fueron a buscar: 30 millones pagó la Casa blanca por un joven de, por entonces, 21 años. La inversión fue barata: Isco se metió en un plantel de pesos pesados y a fuerza de buenos rendimientos se ganó un lugar en la historia.
Su vitrina habla por sí sola: a nivel nacional ganó 3 veces la Liga, una vez la Copa del Rey y 3 veces la Supercopa de España. Mientras que sus trofeos a nivel internacional son aún mejores: 3 Supercopas de Europa, 4 mundiales de clubes y 5 Champions League. Es integrante del grupo de 13 selectos jugadores que han ganado la Orejona esa cantidad de veces en la historia, solo a una del inolvidable Gento (único con 6).
Lo de Isco con la Champions League es una relación fuerte porque en cuatro de esas cinco conquistas vio acción seguido: entró en las dos definiciones con Atlético Madrid y fue titular en otras dos (ante Juventus y Liverpool). Solo faltó a la reciente corona de la pasada temporada, la que empezaría a marcar el adiós.
La 2021/2022 fue la campaña con menos partidos de la última década para el español. Solo 17 presencias entre Liga y Copa del Rey y ni un minuto por el trofeo continental. Ancelotti jamás contó con él (lo había utilizado seguido en la 13/14) y el principio del fin comenzaba a asomar.
Con apenas 30 años y una basta experiencia, el jugador decidió, viendo el panorama, no renovar su vínculo (el club tampoco tenía deseos de retenerlo) y quedó como agente libre. Sevilla se movió y se hizo de sus servicios con un contrato de dos temporadas.
En la afición Andaluza hay dudas de su vigencia y temen que sus escasos 403 minutos del último año hagan mella en él: "Es lógica la incertidumbre pero les voy a demostrar que sigo vigente", fueron sus primeras palabras en rueda de prensa.
El 22 será su dorsal, número que lo acompañó en toda su carrera, excepto su primer torneo en Real Madrid (era prioridad de Ángel Di María) y volverá a ser entrenado por Julen Lopetegui, importante para él en su temporada en el Merengue pero sobre todo en la relación que forjaron en la selección española.
Con el espaldarazo del entrenador, minutos en cancha y un equipo que suele ser protagonista, para Isco Alarcón escribir otro capítulo en su tremenda carrera está lejos de ser una utopía.