Análisis: Rodrigo Aliendro, el cerebro que necesita River Plate
Marcelo Gallardo llevó a Rodrigo Aliendro a River Plate para que sea un eje principal en la creación de juego. Analizamos sus virtudes como futbolista.
Rodrigo Aliendro llegó a River Plate desde Colón de Santa Fe y con menos de una semana en el club debutó oficialmente ante Vélez Sarsfield en un partido clave de Copa Libertadores. Esa decisión de Marcelo Gallardo es atípica. El entrenador entiende los procesos de adaptación y los respeta a rajatabla pero con el volante actuó distinto. El motivo es claro: ve en el ex jugador de Colón la pieza clave para refundar su equipo.
El Muñeco Gallardo acertó con la llegada de Nacho Fernández e hizo lo mismo con el otro Fernández, Énzo. Los trabajó, los pulió y los explotó al máximo. Aliendro es el próximo eslabón en esa cadena. Volante mixto, pie sensible, visión de juego y panorama para asistir, parte del repertorio del jugador de 31 años con una vida ligada al ascenso.
Llegó a jugar en cuarta división, fue delivery y en menos de 8 años le llega la oportunidad de jugar en un grande del fútbol sudamericano. La transformación fue total. A su técnica innata le sumó sacrificio y recuperación, dos puntos clave para el fútbol de hoy y para los equipos de Gallardo.
Su lugar fetiche es el de interno por derecha. Parado al lado del volante central, lugar donde brilló con la camiseta de Colón. Con Enzo Pérez en el eje, Aliendro se ubicará recostado a unos metros para iniciar la gestación de fútbol. Ese movimiento que hace de cerrarse lo nutre de opciones de pase: el lateral, el propio cinco, y los delanteros.
Con 219 minutos en River Plate ya demostró variantes de su repertorio y también dejó en claro que el sacrificio no se negocia. Gallardo tiene opciones en la zona pero las cualidades del volante son distintas. Palavecino es el que más se asemeja pero sin el aporte defensivo, algo que Aliendro mejoró en su arribo a primera. Atlético Tucumán primero, y Colón después, fueron claves para que potencie la marca, lo que en sus inicios fue su talón de Aquiles.
La idea de jugar con extremos también le sienta como anillo al dedo para explotar su capacidad de la asistencia en largo a espaldas de los laterales rivales, otro ítem que explotó en los 95 partidos con la camiseta Sabalera.
Es cierto que el gol no le sale fácil. En su carrera apenas marcó 19 tantos en 209 partidos oficiales. Será algo a pulir en su nuevo paso profesional y acá lo emparenta otro tema con los Fernández: los dos anotaron poco con la Banda roja: Nacho 31 goles en 186 juegos y Enzo 12 en 53.
Otro indicio de Gallardo: dejó de lado los 31 años de Aliendro. Los últimos refuerzos estaban por debajo de los 30 para que tengan poder de reventa: Pablo Solari (21), Agustín Palavecino (25), José Paradela (23), Ezequiel Barco (23) y Tomás Pocchetino (26). El técnico ésta vez priorizó la experiencia para una zona de la cancha donde no ha logrado encontrar los nombres que considera importantes para armar su once de memoria.
Recién llegado, Rodrigo Aliendro ya jugó Copa Libertadores, torneo local y Copa Argentina. Con contrato hasta 2025, Marcelo Gallardo piensa en él para que River Plate tenga creador de juego a largo plazo.
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