PSG: una máquina de hacer pésimos negocios
Con una billetera descomunal, el conjunto francés compra a mansalva y regala a los jugadores. Así, necesita una tesorería de oro para bancar los fichajes capricho que tapan su semillero.
Desde que Paris Saint Germain pasó a capitales privados en 2011, la inyección de dinero ha sido descomunal. Sus nuevos dueños qataríes, con Nasser Al-Khelaifi a la cabeza, llegaron con inversiones fuertes, con la idea de que, a mayor gasto, mejor resultado.
Sin embargo, el despilfarro ha sido enorme y los resultados de cada operación dan un número en rojo que puede repercutir a futuro, bloqueando a los jugadores de inferiores.
En cuanto a los balances por temporada, tomando solo las últimas cinco, el saldo da ampliamente en negativo: el club arrojó pérdidas entre fichajes y ventas de 170 millones (en 17/18), 148 millones (18/19), 95 millones (19/20), 61 millones (20/21), 80 millones (21-22) y 88 millones (22-23).
Pero más allá de las cifras, que hablan por sí solas, hay ejemplos que marcan el mal manejo que tiene PSG a nivel deportivo. El reciente caso de Xavi Simons es emblemático: lo trajeron de Barcelona como un diamante a pulir, jugó solo 7 partidos en el primer equipo y lo dejaron libre. El juvenil la rompió en PSV, y ahora, cegado por los flashes, los franceses lo quieren nuevamente por 40 millones de euros.
Pero más allá del neerlandés, en cada mercado hay inversiones fuertes en fichajes que luego se marchan por migajas: Leandro Paredes costó 40 millones y se fue libre; Thilo Kehrer 37 millones y se fue por 12; Idrissa Gueyé 40 millones y se marchó libre y Mauro Icardi de 50 millones a libre, algunos casos.
Obviamente, el emblema es Neymar, la incorporación más cara de la historia, no solo del club, sino de todos los mercados de pases del fútbol mundial: el club puso la fortuna de 222 millones sobre la mesa y el brasileño no ha tenido el rendimiento esperado. Es más, como nadie lo quiere, se marchará como agente libre cuando termine esta temporada.
Claramente, el negocio de PSG no es comprar y vender jugadores, pero la realidad es que los fichajes mainstream claramente no han dado resultados, ni siquiera el de Lionel Messi, tampoco Sergio Ramos. Y así, las llegadas de estos monstruos deportivos en la última etapa de sus carreras tapan a posibles talentos emergentes, como el caso de Ximons.
El actual plantel de Luis Enrique tiene algunos diamantes en bruto que, en caso de ser trabajados como corresponde, podrían ser importantes pero estarán tapados por las nuevas incorporaciones: los defensores El Chadaille Bitshiabu (18 años), Nehemiah Fernández (17 años), Vimoj Muntu Wa Mungu (18 años), el volante Ismael Gharbi (19 años) y los delanteros Hugo Ekitiké (19 años) y Kenny Nagera (21) están a punto caramelo para empezar a codearse con los grandes pero difícilmente tengan rodaje.
Habrá que ver si Warren Zaire-Emery, la joya por excelencia del club de solo 17 años, tiene la oportunidad de abrirse paso en un plantel que cuenta con nombres y contratos fuertes. En el club lo ven como el jugador del futuro, pero puede correr la suerte de Xavi Simons.
Pensando en la inminente temporada, el club ya trajo a Marcos Asensio, Lucas Hernández, Manuel Ugarte y Milán Skriniar, erogando por 165 millones y no ha vendido a un solo jugador.
Está más que claro que el negocio de PSG es otro y que tiene la billetera suficiente para bancar los caprichos de refuerzos, pero tras una década de malgaste que alcanza para dominar en Francia pero lo hace penar en Europa, será momento de revisar si el despilfarro es el camino correcto.