La verdad sobre la vuelta de Messi al Barcelona (II)
Ante tantos rumores sobre la vuelta de Messi al Barcelona, el periodista argentino Ariel Senosiain aclara algunas cuestiones
Fue el 16 de marzo de 2022. La eliminación del PSG en la Champions frente al Real Madrid había generado tanto ruido que una nota en Bitbol, con un título casi idéntico al de esta columna, comenzaba de la siguiente forma: "Todavía impactan los silbidos a Lionel Messi en el Parque de los Príncipes de París". Un año y días después, la crónica podría iniciarse de la misma forma. El domingo pasado, sucedió lo de aquella vez: tal vez promovido por los ultras, lo que se escuchó en la derrota contra el Lyon fue disconformismo con el crack argentino. Pero hay diferencias con ese tiempo pasado. Diferencias que ahora sí podrían hacer regresar a Messi al Barcelona.
El primer punto es el contrato. El vínculo de Messi con el PSG finaliza en junio. Si bien entre diciembre y enero estaba todo dado desde la entidad francesa para extenderlo por lo menos hasta mediados de 2024, la negociación se frenó desde hace más de un mes. Ayer, incluso, algunos medios franceses publicaron, seguramente a partir de la versión no oficial del club, que no habrá futuro entre los dos más allá de esta temporada. Algo que se ve venir más desde la desmotivación del jugador que desde lo que puedan pretender los directivos.
Si el alejamiento se concretara, no sobrarían opciones. La alternativa de la MLS por ahora no corre en la consideración de Messi. La multimillonaria del fútbol árabe es negada por el entorno del futbolista. El deseo del 10 (que pronto dejará de ser el 30) está claro: quisiera regresar a Barcelona, el club de casi toda la carrera y, sobre todo, la ciudad donde transcurrió la mayor parte de su vida. Si es resistido donde está, le gustaría volver donde siempre fue querido. Si tuvo que adaptarse a una nueva ciudad, no querrá adaptarse nuevamente a una forma de vivir.
Ahora bien, ¿qué chances existen de que se concrete el retorno? Por ahora, cerca de Messi aseguran que no recibieron ninguna oferta formal. Sin embargo, el vicepresidente del club, Rafael Yuste, reconoció negociaciones abiertas. Se trata de un directivo de afinidad con Joan Laporta y con injerencia en la parte futbolística de la entidad. En el último nombre hay un punto: Laporta debería recomponer el vínculo con Lionel después de haberlo dejado ir. Para olvidar viejas situaciones, suma que ya no esté en el plantel Gerard Piqué, quien le había sugerido al presidente que dejara ir al argentino para reducir la masa salarial. Aquella charla fue clave, y Messi lo supo.
La pregunta se torna clave: ¿Barcelona está en condiciones de afrontar económicamente la incorporación del mejor jugador del Mundial? La respuesta se impone: definitivamente no. Todavía debe explicar viejos balances y no tiene margen para agrandar su presupuesto. Debería prescindir de algún o algunos jugadores y, además, Messi tendría que reducir sus habituales ingresos. O bien, podrían firmar un contrato con una base más baja y productividad alta por aspectos comerciales, siempre asegurados con su imagen. También el Barça debería evitar la posible sanción para disputar copas internacionales en la investigación que se le sigue por presunta corrupción arbitral. Por último, si por un jugador Xavi haría una excepción en su plan de renovar y rejuvenecer el plantel sería por su excompañero.
Messi nunca debió irse del Barcelona
Difícilmente haya novedades en los próximos días. Los dos deberán hacer su camino: Messi tiene que jugar sus últimos nueve partidos en el PSG y tratar de salir campeón en el torneo, y Barcelona debe cerrar la temporada con su búsqueda del título liguero. Quizás se encuentren al final de esas rutas. Sería el mejor final para una historia que parecía de amor eterno y tuvo un capítulo de desplante en el medio. Nunca es tarde para cerrar heridas.
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