Injusto y antideportivo: en México destrozaron a los clubes del ascenso
Los dirigentes azteca tomaron la decisión de suprimir los descensos y ascensos de categoría y lo único que ha logrado es empobrecer a los equipos de la Liga de Expansión.
"En la vida, los que tienen las de ganar, ganan y los que tienen las de perder, pierden". La frase es propiedad de Eduardo Sacheri, un escritor argentino, aunque aplica perfectamente al fútbol mexicano. Tras la eliminación de los descensos y ascensos, las categorías menores se encerraron en un laberinto sin salida que los lleva poco a poco a la destrucción.
Para poner la situación en contexto hay que ir hasta 2018, cuando el entonces presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, tomó la decisión de suprimir los ascensos de la Liga de Expansión a la máxima división azteca. El motivo fue intentar atraer a inversionistas privados que pongan dinero en clubes de Primera División y que esa maniobra no tenga riesgo con una posible pérdida de categoría.
Como los equipos de La Liga MX no pueden bajar de división en lo deportivo, sí tienen una sanción en lo económico: los tres clubes que terminen últimos contando el promedio de los últimos dos torneos pagan una multa que va destinada a la Liga de Expansión (Segunda división). Ese dinero es de 240 millones de pesos mexicanos (unos 13,5 millones de dólares) que se baja directamente a la principal categoría del ascenso.
Pero ese premio consuelo no es suficiente para sacarles el pie de encima a los clubes que merodean en categorías menores. Es que al no tener un incentivo por qué pelear en cada temporada, la atracción es nula:
"El Ascenso MX en las últimas temporadas ha perdido ingresos, tanto en derechos de televisión como en patrocinios. La asistencia a los estadios ha tenido partidos que no superan las mil personas en las entradas y un promedio de cinco mil en toda la División", declaró Enrique Bonilla allá por 2020.
La estadística le da la razón: De cada 100 asientos disponibles en los estadios de la Liga de Expansión durante las últimas cinco temporadas, no se ocupan ni 10 (9.5) por encuentro. Solo un equipo de todos los participantes tiene más del 50% de ocupación en su estadio, de acuerdo a la información de El Míster.
El panorama es aún más complicado si se tiene en cuenta que el gasto operativo para abrir un estadio de la categoría tiene un costo que va de los 120 mil hasta los 200 mil pesos dependiendo la plaza y los servicios.
Yendo a un ejemplo concreto, y siendo optimistas: Club Deportivo Tapiató es el campeón de Liga Expansión. Ejerce de local en el estadio Anacleto Macías, con capacidad para 3500 espectadores. Con el 10% de ocupación a un promedio de 185 pesos por ticket, la recaudación es de apenas 64.750 mil pesos, número que no alcanza ni para cubrir la mitad de los gastos operativos.
Ahora bien, la pregunta es: ¿Cuál sería el atractivo para un capital privado de invertir en un club que da pérdida y que no tiene oportunidad de crecer deportivamente? La Federación MX está mirando solo a una categoría elite, sin entender que con esa decisión pulveriza a los clubes de ascenso.
La cifra de los condenados es enorme: en Liga Expansión compiten 18 equipos, en Segunda División juegan 51, mientras que en Tercera división lo hacen 208. Todos, sabiendo que sus aspiraciones no pueden llegar a ningún lado.
Con este despiece de situación, el sitio de privilegio para los clubes mexicanos solo está destinado a los 18 equipos participantes que saben que, pase lo que pase, seguirán perteneciendo a una elite reservada para unos pocos. Los que tienen las de ganar.