Opinión. Liga MX, el circo millonario que beneficia a unos pocos
Lo deportivo ha dejado de ser una prioridad para los directivos del futbol mexicano
La Federación Mexicana de Futbol (FMF) se encuentra de fiesta luego de haberse confirmado por parte de la FIFA las tres sedes que tendrá México para el Mundial del 2026, donde será anfitrión junto con Canadá y Estados Unidos, buscando dar al mundo una cara de progreso en el balompié nacional de la mano de Yon de Luisa presidente de la FMF y Mikel Arriola presidente de la Liga MX.
Sin embargo, la realidad es que este crecimiento es sólo económico para los principales directivos y representa un retroceso en lo deportivo, al no existir una verdadera competencia, luego de haberse anunciado previo al Clausura 2020 la eliminación del ascenso y descenso por tres años, aunque esta decisión fue ratificada hace unos días para permanecer al menos hasta el 2026.
En palabras de Mikel Arriola, esto se ha determinado con el fin de buscar un crecimiento económico y deportivo de los clubes de la Liga Expansión MX, antes Ascenso MX, para evitar casos de equipos que al torneo siguiente de haber llegado a la Primera División se marchen de regreso a la categoría de plata; algo inevitable incluso para competencias de primer nivel como la Premier League y la Bundesliga.
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No obstante este supuesto progreso para las instituciones de segunda categoría no es más que la imposición de requisitos para poder conseguir la llamada certificación y aspirar hasta el 2026 al ascenso a la Liga MX, no de forma deportiva sino por el pago de un cupo, como lo hicieron Juárez FC y Mazatlán FC, quienes sin algún mérito más allá de un cheque con varios ceros están en Primera División, sin aportar nada en lo deportivo; incluso los Bravos de Juárez, fueron quienes debieron descender en la pasada temporada, pero en lugar de ello pagaron una multa de 80 millones de dólares e impidiéndole a una institución histórica como el Atlante el acenso.
Atlante habría sido el equipo que ascendería a Primera División
Es un sistema cuyo único objetivo es el de proteger el negocio de quienes pagaron para formar parte de este circo millonario, pues cómo le explicarías a los inversionistas de Juárez que su dinero se fue a la basura porque descendieron, o cómo le explicas al Atlético de Madrid que su inversión en el Atlético de San Luis fue en vano porque debieron descender hace dos torneos, algo que seguramente haría a los españoles retirar su capital de México.
Además entre los requisitos para poder ser certificados como un equipo que tenga posibilidades de ascender, la Liga MX pide un estadio con capacidad mínima de 30 mil espectadores, cuando en los últimos torneos el promedio de asistencia en el futbol mexicano es apenas superior a los 16 mil por partido, tomando en cuenta que algunos equipos sólo obtienen buenas entradas como local cuando reciben la visita de los clubes populares como América, Chivas o Cruz Azul.
Liga MX, una copia de la MLS
No cabe duda que los estrechos lazos que la Liga MX ha formado con la MLS en los últimos años, se están viendo reflejados en el torneo local, pues antes el futbol estadounidense era el único en el mundo sin descenso y la incorporación de franquicias del USL Championship se basa en el potencial de la plaza y lo que puede aportar al espectáculo de quienes llaman soccer al deporte más popular del mundo, algo muy parecido a lo que están intentando hacer en México.
Pero eso no es todo, Mikel Arriola también creyó que sería buena idea asimilar el formato de competencia del vecino en el cual en un sistema de Playoff más de la mitad de los equipos siguen compitiendo por la oportunidad de ser campeón y ahora en la Liga MX, 12 de los 18 clubes que conforman la Primera División, siguen jugando después de la fase regular.
En conclusión, la eliminación del ascenso y descenso en el futbol mexicano, además de ser una influencia de la MLS le sirve como pretexto a los dueños de los clubes para proteger sus inversiones y seguir poder formando parte del circo millonario al que pertenecen, del cual sólo se benefician empresarios y directivos, dejando en el olvido a aquellos que no pueden pagarlo aunque se lo hayan ganado en la cancha.
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