Los tres detalles espectaculares e insólitos del gol de las Águilas en la Campeones Cup
El América venció por penales a Columbus Crew y logró el título binacional.
El Club América sumó otro trofeo a su gloriosa vitrina, al vencer por penales a Columbus Crew por 5 a 4 y obtener el título de la Campeones Cup, una final de carácter amistosa, pero oficial de la Concacaf, que reúne a los mejores equipos de la temporada de la Liga MX y la MLS de Estados Unidos. El tiempo reglamentario concluyó con la igualdad en uno.
No obstante, durante el juego las Águilas se adelantaron en el marcador mediante la conversión de Víctor Dávila (en el minuto 68), el reciente fichaje chileno de los Azulcremas, que ya ha colaborado con dos golazos desde su llegada a Coapa, en tres partidos jugados.
Si bien el gol no alcanzó para ganar durante los 90 minutos, puesto que Malte Amundsen igualó 9 minutos después (al 77'), el tanto de los mexicanos dejó tres detalles insólitos y espectaculares que no todos observaron y que vale la pena repasar.
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En el inicio de la jugada, Alejandro Zendejas tocó para Álvaro Fidalgo, quien habilitó a Diego Valdés, que no pudo pivotear y recibió un fuerte encontronazo de un rival. En esa situación, el propio futbolista de las Águilas reclamó falta, pero en simultáneo, en el banquillo de suplentes, André Jardine (estratega del América) estalló de bronca exigiendo que el juez pite la patada sobre el chileno.
No obstante eso no ocurrió, algo que terminó siendo clave para el gol, pues los futbolistas de Columbus Crew adelantaron sus bloques y dejaron el espacio que luego sería determinante.
Es que los supercampeones estadounidenses no aprovecharon la ocasión y le dejaron el balón servido a Fidalgo nuevamente, quien casi desde el piso asistió de manera brillante a Víctor Dávila, que ya había picado desde atrás de la mitad de la cancha, sin caer en el off-side, y aprovechando el papelón táctico que hicieron sus rivales.
Toda la jugada del Azulcrema fue perfecta y maravillosa, ejerciendo un principio clave del fútbol: beneficiarse con el error ajeno. Así fue que el sudamericano se fue mano a mano conta el arquero rival y con todo el tiempo del mundo definió con maestría a un costado de la portería.