Selección Argentina: Ahora nos volvimos a ilusionar
Columna del periodista argentino Ariel Senosiain
Así dice la canción popular que más le gusta al plantel. Así la escribieron dos hinchas que llegaron a un partido de Eliminatorias en el Monumental y lograron, al presentar el tema en televisión, desparramar la letra entre todos. Así, también, es el sentimiento de cualquier futbolero argentino tras el final de la montaña rusa que fue el paso por la fase de grupos: de las dudas y los temores a una victoria sufrida y festejada, y luego, a un triunfo logrado con un rendimiento futbolístico superlativo.
El seleccionado recordó los conceptos que lo hicieron candidato. La predisposición de todos por querer la pelota, tanto para tratar de recuperarla cuando un compañero la pierde como para juntarse desde los pases al tenerla, fue siempre el rasgo distintivo de este equipo. Lo había extraviado contra Arabia Saudita, le costó mostrarlo frente a México. Esta vez, ante un seleccionado rústico y por momentos elemental como Polonia, debía partir de esa característica. Así lo hizo en no menos de 80 minutos de los 99 que se jugaron.
Los centrales empujaron al resto y anularon a un improductivo Lewandowski. Los laterales pasaron siempre; Nahuel Molina, por su parte, jugó su mejor partido en la selección. Enzo Fernández, mejorado con otro 5 al lado, dio una gran asistencia. Rodrigo De Paul recuperó precisión. Alexis Mc Allister fue decididamente el mejor entre varios puntos altos. Lionel Messi, aun sin gol, organizó, asistió y gambeteó. Ángel Di María desniveló. Julián Álvarez aportó sacrificio y, nada menos, un golazo tranquilizador. Los suplentes se subieron al tren en marcha que era el equipo. El único imposible de calificar resultó Emiliano Martínez: sólo lo exigieron con un cabezazo que se fue desviado.
La ilusión tiene fundamentos. Es cierto, el camino es largo y, en caso de seguir recorriéndolo, encontrará rivales mucho más calificados. Argentina era claramente superior a los otros equipos de la zona. El paso en falso del debut le sirvió, ahora con los resultados en la mano, para aprender a jugar bajo presión. Liberado de lo peor, le toca seguir ratificando con argumentos la ilusión.