Vendía medicamentos, se hizo millonario y compró el Mónaco para competirle al PSG
El ruso Dmitri Rybolovlev y una historia repleta de ribetes: se hizo millonario vendiendo medicamentos, tuvo un divorcio millonario y padeció a PSG.
¿Puede una persona volverse millonaria con un negocio de rebote? Dmitri Rybolovlev es el fiel reflejo de que la respuesta es afirmativa. De origen ruso, el empresario encontró en un negocio que no buscó una inyección de dinero que lo catapultó a sus nuevos proyectos, entre ellos, ser propietario de AS Mónaco.
Dmitri Rybolovlev nació en la ciudad industrial Perm y desde chico tuvo un entusiasmo volcado al sector empresario. Sus padres eran médicos y de esa profesión se desprendió su primer gran negocio: fundó junto a su padre Evgueni una compañía llamada Magnéticos, que ofrecía una forma de tratamiento médico alternativo mediante campos magnéticos que el propio Evgueni había desarrollado.
Pero el tema que erosionó su fortuna fue el colapso de los sistemas médicos soviéticos centralizados, motivo por el cuál, las empresas del sector optaron por pagarle a la empresa de Rybolovlev con productos médicos reducidos en su valor en lugar de dinero en efectivo.
Ese inconveniente terminó siendo una solución impensada: Dmitri y su padre tuvieron que crear una empresa alterna para poder distribuir y vender esos productos que le permitieron ganar su primer millón de dólares de lo que luego sería una enorme fortuna.
El fútbol era algo que lo apasionaba pero que todavía no rondaba en su cabeza como una fuente de negocio. Es más, antes de dedicarse a su vida de dirigente, tuvo otro enorme acierto con el desarrollo de la empresa Uralkali, dedicada a la fabricación de fertilizantes de Potasa en Rusia y su posterior distribución al mercado mundial. Con la venta de sus acciones en 2010, ganó 6500 millones de euros y se convirtió en el hombre 138° más rico del planeta, según Forbes.
Su desembarco definitivo en el fútbol profesional se dio con su compra al poderoso AS Mónaco en 2011. Tras arduas negociaciones con el príncipe Alberto, la operación cerró con la adquisición del 66% de las acciones. Volcó automáticamente 220 millones para poder posicionarlo en la escena continental, con el compromiso de poder inyectarle 130 millones por cada una de las próximas cuatro temporadas, algo que cumplió.
Bajo su mandato se dieron las diez compras más caras de la historia del club: James Rodríguez (45 millones), Radamel Falcao (43), Wissam Ben Yedder (40), Folarin Bolagun (30), Gelson Martins (30), Aleksandr Golovin (30), Keita Baldé (30), Joao Moutinho (25), Youri Tielemans (25) y Pietro Pellegri (25).
Pero eso es una migaja comparado con la máquina de vender que ha sido el equipo del principado en todo este tiempo. Solo contando sus 13 transferencias más caras, AS Mónaco embolsó 940 millones de euros, con Kylian Mbappé liderando la tabla con 180 millones de euros.
Lo más curioso es que el equipo que dominó la escena francesa durante varios años tuvo que convivir con el crecimiento superlativo de PSG. Dese la compra del club, la gestión Dmitri Rybolov solo ganó un título (League 1 en 2016-2017).
Todo tiene un por qué: la justicia lo investigó por desviar fondos del club que generó con falsos acuerdos de patrocinio. Empresas pagaban en paraísos fiscales sumas de sponsoreo cinco veces superiores a los acuerdos de clubes como Barcelona o Real Madrid y la guillotina cayó. Así, nació la política de venta masiva para poder subsanar los desarreglos por izquierda que deterioró el nivel deportivo.
Sumado a ese periplo dirigencial, Dmitri Rybolov también afrontó otro dolor de cabeza que sumó a las vueltas olímpicas de PSG: el divorcio más millonario de la historia. El 19 de mayo de 2014, un tribunal suizo le ordenó pagar más de 4500 millones de dólares a su exesposa Elena. Sin embargo, tras varios rounds con sus representantes legales, el acuerdo cerró en 450 millones, cifra que el empresario canceló vendiendo un cuadro de Leonardo Da Vinci que era de su propiedad.
A los 56 años, este católico ortodoxo fanático de la filantropía sigue amasando una fortuna que no se detiene. Ahora, su objetivo será poder romper con la hegemonía de PSG, algo que por el momento no ha sido suficiente con sus grandes movimientos de dinero.